Sobre el botón había un cartel dónde se
podía leer "No pulsar" y claro, pulsé. Entonces, los mercados
enloquecieron, las bolsas se desplomaron, el sistema de bienestar se esfumó,
los sistemas financieros se descompusieron, y unos hombres de traje negro me
señalaron como culpable. Todos querían mi cabeza. Logré escapar, me borré del
mapa durante un largo tiempo, y cuando todo se hubo calmado, regresé. Y ahí
estaba el botón esperándome de nuevo.
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