25 ago 2012

Aquel niño, este hombre


¿Te acuerdas de mí? Soy el niño que cuando tenía miedo por la noche y no podía dormir, le contabas aquel cuento divertido de un oso que se creía un conejo y en vez de caminar, saltaba destrozando todo a su paso. El que te tiraba de la falda cuando quería algo y te molestabas porque te descolocaba las enaguas. El que hiciste creer que el ombligo es un timbre…
Soy el hombre que te visita cada semana para pasearte y contarte retales de nuestras vidas que consigan despertar tu memoria, mamá. Despertar durante unos instantes. Unos instantes para estar juntos.

20 ago 2012

Crónica de un macroeconomista



Sobre el botón había un cartel dónde se podía leer "No pulsar" y claro, pulsé. Entonces, los mercados enloquecieron, las bolsas se desplomaron, el sistema de bienestar se esfumó, los sistemas financieros se descompusieron, y unos hombres de traje negro me señalaron como culpable. Todos querían mi cabeza. Logré escapar, me borré del mapa durante un largo tiempo, y cuando todo se hubo calmado, regresé. Y ahí estaba el botón esperándome de nuevo.

17 ago 2012

Competencia desleal



La sangre sobre la nieve es más roja. Es mejor hacerlo de noche y en un lugar poco concurrido.
Le seguí hasta el parking de su trabajo, forcé la cerradura de su coche y  me tumbé en la parte de atrás, dudando entre cuerda de piano en cuello o bala en nuca.
Esperé horas, encogido de frío. Salieron todos menos él y apagaron las luces del edificio. Decidí poner en movimiento mi agarrotado cuerpo e ir a buscarle.
A través de las paredes acristaladas de su despacho podía verle sentado de espaldas en su sillón de cuero, contemplando las luces de la ciudad.
A dos pasos de la puerta, su brazo dibujó un leve movimiento que terminó en disparo y su cuerpo cayó al suelo.
Confuso, como un niño al que le han pinchado su pelota, di media vuelta. Remordimiento y suicidio es dura competencia en mi negocio. La sangre sobre la moqueta es una mancha vulgar.

13 ago 2012

Biografía de una camiseta



Nació entre algodones, 100%. Sus padres eran tejanos azul oscuro y blusa verde esmeralda. Se parecía más a su padre por  su color oceánico; azul con discretas pinceladas maternales.
Ligero escote, ceñida, talla M con un pequeño defecto de cosido en la axila derecha delatado por  un diminuto hilo colgando, nada preocupante.
Elegida entre otras muchas agraciadas para lucir un bonito estampado de tonos claros. No era del gusto de su padre, jamás hubieran combinado.
En primavera comenzó su reinado en el armario de una adolescente. Días de playa, fiestas nocturnas, roces con camisetas varoniles, perfumes frescos, sudores dulces, manchas anónimas. Ritmo frenético resumido en treinta y nueve lavados con sus centrifugados.
Tras dos primaveras, los días de gloria llegaban a su fin. El estampado se agrietaba  y el color oceánico se deslucía. Otra ocupaba el trono y el destino era una veleta que señalaba el cajón del olvido o el exilio de los trapos multiusos.

9 ago 2012

Inferencia según Charles Manson


Si los políticos no mienten sino que deforman  la verdad, los banqueros no estafan sino que toman lo que es suyo, los corruptos no roban sino que aprovechan las oportunidades, los poderosos no son opresores sino salvadores, el sistema no se hunde sino que nosotros no sabemos nadar, entonces yo no soy un asesino sino un incomprendido mesías.

Confesión de un botijo



Estoy aterrado. Durante todo este tiempo he servido fielmente agua fresca a las bocas sedientas de la casa. No soy una simple vasija porosa de barro, soy un botijo tallado y esmaltado con pitorro de diseño. Alta artesanía que decora cualquier rincón dónde me coloquen. Creía que me apreciaban pero sospecho que no es así, juegan con mi vida.
Últimamente permiten, incluso alientan me atrevo a decir, que el pequeño de la casa beba de mí. ¿Nadie se da cuenta que a duras penas puede aguantar mi peso?. ¿No ven como tiemblan sus bracitos cuando estoy allá arriba?. Cualquier día acabo hecho añicos en el suelo.
Se me encoge el pitorro de miedo cada vez que le veo acercarse y rezo para que no tenga sed. Por dios, qué crezca pronto por favor.

Baja de servicio


 - Dígame, ¿En qué puedo ayudarle?
- Hola, llamo porque quisiera darme de baja
- Muy bien. ¿Me puede indicar el motivo de su decisión, si es tan amable?
- Disconformidad general.
- ¿Podría ser más concreto, por favor?
- Esperaba una mejora en la calidad del servicio con el tiempo, pero estoy cansado de esperar.
- ¿Conoce nuestras nuevas promociones? Podrían ayudarle a cambiar de opinión.
- No gracias, lo tengo decidido.
- Comprendo. ¿Cuándo desea que realicemos la supresión del servicio?
- De forma inmediata.
- De acuerdo, pues sólo me queda agradecerle la confianza que ha depositado en nuestro servicio durante todos estos años. Hasta siempre.
- Adiós.
Colgó el teléfono y murió  el cliente descontento.

Patas arriba



Lamentarán el error del año pasado. Pudieron elegirme a mí, pero prefirieron matar a uno de mis hermanos, seguramente por razones de peso.
Ya no habrá más matanzas, no más crímenes, se acabó el sometimiento y la resignación. Todos estamos expuestos a la misma tragedia, somos diferentes pero iguales ante la misma amenaza. Ése es el discurso que me ha servido para hacer de todos una unidad.
Confían plenamente en mí, estamos organizados, tenemos un buen plan y sólo falta que decida cuándo ejecutarlo.
Este cerdo y sus compañeros de granja, están cansados de ser sólo carne. Pronto haremos historia.