Estoy aterrado. Durante todo este tiempo he
servido fielmente agua fresca a las bocas sedientas de la casa. No soy una
simple vasija porosa de barro, soy un botijo tallado y esmaltado con pitorro de
diseño. Alta artesanía que decora cualquier rincón dónde me coloquen. Creía que
me apreciaban pero sospecho que no es así, juegan con mi vida.
Últimamente permiten, incluso alientan me
atrevo a decir, que el pequeño de la casa beba de mí. ¿Nadie se da cuenta que a
duras penas puede aguantar mi peso?. ¿No ven como tiemblan sus bracitos cuando
estoy allá arriba?. Cualquier día acabo hecho añicos en el suelo.
Se me encoge el pitorro de miedo cada vez
que le veo acercarse y rezo para que no tenga sed. Por dios, qué crezca pronto
por favor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario