10 nov 2013

Zzzzz



Se despertó cuando la luz invadía plenamente la habitación. Se desperezó y abrió las cortinas para comprobar si el hombre del tiempo había acertado en su predicción de día soleado.
Se quedó paralizado, aterrado, al observar lo que tenía ante sus ojos. Podría ser un mal sueño, pero no era así. Desde su vigésima planta se veían edificios medio derruidos en llamas, columnas de humo por todas partes y multitud de gente corriendo por las calles entre escombros y explosiones.
Asustado, salió del dormitorio. La pared frontal de su salón no existía, entraba un aire frío compuesto de polvo y ceniza. Desde ese lado del apartamento podía verse la misma escena apocalíptica con sonido de sirenas y gritos.
Confuso, volvió a la habitación y se sentó en la cama buscando un momento de calma. Sólo sentía alivio y cierta satisfacción al pensar en la agonía y el pánico que se había evitado durante esos momentos de destrucción, por fin había llegado el día que podía apreciar las ventajas de tener el sueño tan profundo.

2 comentarios:

  1. Y vaya que tiene el sueño profundo. Buen relato, gracias por compartir. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Desde luego para enfrentarse a todo eso hay que haber descansado previamente. Totalmente de acuerdo. Buen relato

    ResponderEliminar