25 oct 2012

La fuente del páramo


La araña se mudó de rincón porque no quedaban insectos. Los insectos escaseaban porque la plantas se estaban secando. Las plantas se marchitaban porque no las regaban. El jardinero dedicaba  toda su atención a la enorme fuente que decoraba el centro del jardín. Destinaba toda el agua para abastecer a la fuente, desatendiendo el cuidado de las plantas, confiando en la ayuda de una lluvia que nunca llegaba.
Constantemente, la fuente perdía agua a raudales por las numerosas grietas de su estructura. Agua que se encharcaba estéril en el cemento que la rodeaba sin llegar a rozar la tan cercana tierra seca. En este grotesco escenario, el jardinero se negaba a reparar las grietas de la fuente, consideraba que ésa no era su labor.
La fuente perdía agua y las plantas perdían vida. Así murió el jardín de la fuente y nació la fuente del páramo.

Moraleja: Nuestro jardín está gobernado por jardineros de desierto.

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