19 sept 2012

Arde Roma



Arde Roma ante mis ojos. Arden sus mentiras, sus traiciones, sus soberbias, sus avaricias, sus ansias de poder. Arde como un papiro putrefacto, iluminando y esparciendo su hedor en esta noche inolvidable. 
Ayer reo y hoy tras cinco años, hombre libre. Así lo dispuso un magistrado corrupto con el beneplácito del emperador. Mi vida, mi honor, mi inocencia, mi familia quedaron reducidas a cenizas sin opción de defensa legítima.
Arde maldita, que la sangre y el odio aviven tus llamas. Que los dioses me perdonen por agradecer esta ofrenda y alabar al autor de esta obra colosal. Los historiadores darán fe de la catástrofe, pero no de la satisfacción de este espectador.
Irónico es el destino. Ayer encerrado entre cuatro paredes y hoy cautivo entre columnas de fuego. Arde Roma, arde para celebrar mi libertad.

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