12 nov 2013

Junta directiva




Un sonoro y contundente eructo salió de mi boca, cruzó la alargada mesa y retumbó en la pared frontal de la sala. A los ochenta años puedes permitirte esas licencias y con más razón cuando eres el dueño y presidente de una prestigiosa multinacional. Antes de continuar con mi discurso, hice una pausa esperando una reacción de algún presente. Todos seguían sentados alrededor de la mesa esperando las siguientes palabras del viejo que la presidía, como si nada hubiera sucedido.

Unas cuantas palabras más adelante, liberé a traición una imponente ventosidad que llevaba reservando toda la mañana y que sonó como la tuba de un músico tan primerizo como impetuoso.

Hay que ser consecuente con uno mismo, con ochenta ya no se tienen aptitudes para ciertos cargos y responsabilidades. Como todos sabían, era el día que anunciaba mi despedida y elegía a mi sucesor.

Continuaba observando atentamente. Todos eran tan competentes, tan leales, tan ambiciosos, tan correctos, tan aburridos que mi decisión sólo se basaba en un criterio, elegir a quién mostrara su lado más terrenal y se riera de este viejo desvergonzado.

5 comentarios:

  1. Jejejeje que divertido, sin duda una base sabia para escoger a su sucesor

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  2. Muy divertido tu estilo.. me reí mucho.

    Diego
    www.fanaticoweb.net

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  3. A TODOS NOS HAN INVADIDO ESAS IDEAS EN LAS ABURRIDAS REUNIONES DIRECTIVAS....
    UN BSO PUERCOSPIN!!

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